domingo, 25 de noviembre de 2012


CONCEPTOS...

etapa avanzada:
con infecciones frecuentes, astenia muy marcada, alteraciones neurológicas  ceguera y demencia, lo cual afecta seriamente las actividades diarias del individuo. los tratamientos específicos dejan de ser demasiado útiles y es necesario tratamiento sintomático  los cuidados paliativos tienen que ver con la vida, la muerte, la fragilidad, vulnerabilidad de los pacientes.

 etapa terminal:
es difícil diferenciarla del anterior, la situación del paciente con inmovilización progresiva, con debilidad marcada, no come ni bebe hace que cobre el máximo interés la comodidad del paciente hasta su fallecimiento. el tratamiento ya es paliativo. es un tiempo para prestar atención y apoyo continuado de la familia

REFERENCIA:
http://books.google.com.mx/books?id=Z4QEV8b_JNkC&pg=PA95&dq=CONCEPTOS+DE+TERMINALIDAD+Y+ENFERMEDAD+AVANZADA&hl=en&sa=X&ei=gCGzUKvsBom-9gTD64CgBA&ved=0CDAQ6AEwAg#v=onepage&q=CONCEPTOS%20DE%20TERMINALIDAD%20Y%20ENFERMEDAD%20AVANZADA&f=false
http://books.google.com.mx/books?id=kKQbWoVLQJIC&pg=PA58&dq=CONCEPTOS+DE+TERMINALIDAD+Y+ENFERMEDAD+AVANZADA&hl=en&sa=X&ei=gCGzUKvsBom-9gTD64CgBA&ved=0CCoQ6AEwAA#v=onepage&q=CONCEPTOS%20DE%20TERMINALIDAD%20Y%20ENFERMEDAD%20AVANZADA&f=false

ASPECTOS ÉTICOS DE LA ENFERMEDAD TERMINAL


El objetivo de la Medicina no es sólo combatir la muerte, sino luchar contra la muerte prematura y la muerte inoportuna y, cuando ello no es posible, evitar el dolor y el sufrimiento para permitir una muerte tranquila.

Vivir y morir forman parte de lo mismo; morir es uno de los parámetros del vivir.

DEFINICIÓN DE ENFERMO TERMINAL: Según el criterio de diversos autores: 
* Dra. Cicely Saunders, constituye aquél que se enfrenta a una muerte inexorable en breve plazo.
*Calman (1980), establece que la fase terminal en los pacientes cancerosos se da cuando se les ha diagnosticado con exactitud, la muerte no parece demasiado lejana y el esfuerzo médico ha pasado de ser curativo a paliativo.
*Gil y cols. (1988), la fase terminal, mejor enunciada como síndrome terminal de enfermedad, se define como el estado clínico que provoca expectativa de muerte en breve plazo, presentándose comúnmente como el proceso evolutivo final de las enfermedades crónicas progresivas cuando se han agotado los remedios disponibles.

La elección correcta del tratamiento es un imperativo ético para un mejor aprovechamiento de los recursos y requiere una adecuada identificación de la fase en que se encuentra la enfermedad, la evaluación de las ventajas e inconvenientes de las intervenciones, informar al afectado y llegar a un consenso con el paciente, la familia y el equipo para que aquel pueda recibir el mejor tratamiento.
Algunos criterios claros de etiquetar como terminal son:
• Existencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable
• Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento
específico
• Aparición de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples,
multifactoriales y cambiantes
• Pronóstico inferior a los 6 meses
• Gran impacto emocional en el paciente, familia, y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte.

Por lo general toda enfermedad terminal tiene el siguiente
curso:
*Curativa: Utilización de tratamientos curativos como opción que pretende prolongar la supervivencia.
*Paliativa: Empleo de tratamientos paliativos o tratamientos curativos/activos/específicos con una intención paliativa de mantener o mejorar la calidad de vida.
*Agónica. Empleo exclusivo de tratamientos paliativos con intención de asegurar una muerte en paz o digna.
Una vez confirmado el diagnóstico de enfermedad terminal, el médico debe enfrentarse a la difícil tarea de informar al paciente y a la familia.

CONSIDERACIONES ETICAS:
El paciente tiene derecho a conocer la verdad sobre su enfermedad, cuando ve comprometida su salud y acude al médico.En tales casos, ocultar la verdad sería infantilizar a la persona, reducir al enfermo a un nivel inferior, manteniéndolo engañado, en un clima artificial y falso, en el que todos saben lo que le acontece, menos él. Además, cuando el paciente tiene un sentido trascendente de la vida, se cometería una injusticia dejándole en la ignorancia cuando se acerca a la última etapa de su recorrido vital. Desde el punto de vista moral, no es lícito ilusionar al enfermo o a los parientes con una falsa seguridad, con el peligro de comprometer de este modo la salvación eterna del enfermo o el cumplimiento de obligaciones de justicia o caridad. Parece, por ello, conveniente difundir en la vida hospitalaria la mentalidad en pro de la veracidad, desterrando esas “conspiraciones del silencio” de algunos familiares que pretenden a toda costa ocultarle al enfermo el mal que sufre, contando con la complicidad del médico. Que el médico y la enfermera no deben mentir al enfermo no quiere decir que exista siempre la obligación ética de decir toda la verdad. 

Conviene precisar estos tres conceptos:
 a.- Nunca se debe mentir al enfermo, ni inducirle a engaño. Nadie tiene derecho a mentir a un enfermo que seria y confiadamente pregunta por su estado, quitándole así la posibilidad de enfrentarse con su muerte.
b.- No existe siempre obligación de decir la verdad, si se estima que puede influir negativamente en el enfermo. El médico debe, pues, dar la información requerida por el enfermo, averiguando lo que éste quiere saber.
c.- En ocasiones puede callarse la verdad, eludiendo contestaciones a preguntas indirectas que hace el enfermo (hechas por motivos distintos: reafirmación, ganar esperanza...) pero esperando el momento oportuno de manifestarla, o mejor, tratando de ir dándola gradualmente. Pero si el peligro de muerte es próximo, se debe manifestar al enfermo su situación. Tras lo dicho anteriormente, cabe la siguiente reflexión: la verdad no debe hacer daño; la experiencia indica que en la mayor parte de los casos resulta beneficiosa y causa un profundo alivio si ha sabido decirse correctamente. Es la falta de información la que puede llevar al enfermo a estados de ansiedad más graves que los que puedan derivarse de una información intempestiva.

Ante todo lo dicho hay que tener en cuenta que lo que tenemos enfrente es un ser humano y tenemos que tomar en cuenta y respetar sus deseos y hacer que reciba una muerte digna de alguien que vivió.

BIBLIOGRAFIA:


HECHO POR ALIX JANELLE CHOC CORNEJO

Sedacion al Enfermo Terminal

Que es la sedacion:
                           administración de fármacos adecuados para disminuir el nivel de conciencia del enfermo, con el objetivo de controlar algunos síntomas o de prepararlo para una intervención diagnostica o terapéutica que pueda ser dolorosa o estresante. 


Tipos de sedación
Según el objetivo
SEDACIÓN PRIMARIA: es la disminución de la conciencia de un paciente que se busca como finalidad de una intervención terapéutica.
SEDACIÓN SECUNDARIA ( somnolencia): es la disminución de la conciencia de un paciente como efecto colateral de un fármaco administrado en el curso del tratamiento de un síntoma.
Según la temporalidad
SEDACIÓN INTERMITENTE: es aquella que permite periodos de alerta del paciente.
SEDACIÓN CONTINUA: es aquella que mantiene la disminución del nivel de conciencia del paciente de forma permanente.
Según la intensidad
SEDACIÓN SUPERFICIAL: es aquella que permite la comunicación del paciente con las personas que le atienden.
SEDACIÓN PROFUNDA: es aquella que mantiene al paciente en estado de inconsciencia




Sedacion en Enfermos Terminales

 Sedación paliativa
Para reducir la conciencia de un paciente con enfermedad avanzada o terminal, tanto como sea preciso para aliviar adecuadamente uno o más síntomas refractarios
Continua / intermitente
Superficial / profunda.
Precisa consentimiento explícito, implícito o delegado
Sedación terminal
Para lograr el alivio, inalcanzable con otras medidas, de un sufrimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima
Superficial/profunda
Precisa consentimiento explícito, implícito o delegado
Solicitado por 1/4-5 enfermos



aquiles dejo un link muy bueno, espero lo lean.. 
















Proceso de consentimiento informado con el enfermo terminal


1. Introducción.
La Ley General de Sanidad , en su artículo 10 establece la obligación para los sanitarios de informar y obtener el consentimiento para determinadas actuaciones, diagnósticas y terapéuticas. Se reconoce como un derecho de los enfermos y un deber de los sanitarios.
La comunicación es un proceso sobre el que se fundamenta, en gran parte, la medicina paliativa. Proporcionar una adecuada información, hace imprescindible que el profesional tenga, en su relación con el enfermo, un claro talante de honestidad y rectitud, que no es compatible con el engaño y que no se justifica por la gravedad de la situación del enfermo ('mentira piadosa'). Es por tanto esencial comprender que cualquier decisión del equipo debe tener como fin el mejor interés del enfermo.


2. Definición.
El consentimiento informado se puede definir como el proceso gradual y continuado, en ocasiones plasmado en un documento, mediante el que un paciente capaz y adecuadamente informado por su médico, acepta o no someterse a determinados procedimientos diagnósticos o terapéuticos, en función de sus propios valores.
Surge del reconocimiento de la importancia que tiene para los enfermos el poder participar en el proceso de toma de decisiones que le afectan, para lo que es fundamental la información.
De la anterior definición se colige que el consentimiento informado no es un documento, sino un proceso , porque la información debe ser ofrecida de forma continua, para ir asumiendo de manera compartida las decisiones que se van adoptando.
Precisa una adecuada relación clínica, cuya premisa es un gran respeto a las personas, al tiempo que es un parámetro de medida de la calidad ética de esta relación, y por tanto, de la calidad de la actividad asistencial e investigadora .
En la actualidad no se considera una buena asistencia sanitaria aquella que no tiene en cuenta la opinión de los pacientes y, según los casos, de los familiares.


3. Objetivos generales del Consentimiento Informado
En líneas generales se considera que el Consentimiento Informado es un proceso que persigue los siguientes fines.
Primariamente:
- Respetar a la persona enferma en sus derechos y su dignidad .
- Asegurar y garantizar una información adecuada, que permita participar al paciente en la toma de decisiones que le afecten.
Secundariamente:
- Respaldar la actuación de los profesionales10 haciéndoles compartir el proceso de la toma de decisiones con el paciente y su familia.
- Determinar el campo de actuación dentro del cual puede desenvolverse lícitamente la actuación médica.
Los beneficios, indudables, que un proceso adecuado de Consentimiento Informado tiene para el paciente son:
- Terapéutico puesto que la información al paciente es un proceso dinámico que al realizarse correctamente adquiere este carácter. Además permite a los pacientes una mayor aceptación de las medidas propuestas.
- Ayuda a promover la autonomía personal en la toma de decisiones.
- Sirve de base al diálogo sobre el proceso de enfermedad , que hace más cálida la relación sanitario paciente.


4. Elementos básicos del Consentimiento Informado
Para que la decisión sea considerada autónoma debe cumplir las siguientes condiciones:
4.1.- Que el sujeto sea capaz para tomar decisiones (capacidad)
4.2.- Que la decisión se tome de forma voluntaria y libre (voluntariedad)
4.3.- Que la decisión se adopte tras comprender y ponderar la información recibida (elemento informativo y consensual)


4.1.- Capacidad del paciente.
Este es el punto crucial del consentimiento, la capacidad de la persona para decidir.
Supone comprender y asimilar la información pertinente a la decisión que se va a adoptar, especialmente en lo referente a las consecuencias de hacer o no la intervención médica en cuestión. Además el paciente debe estar en disposición de ponderar esa información en el proceso de toma de decisiones.
Los criterios que muestran la capacidad de una persona son :
- tener consciencia, le supone asentir (criterio mínimo de capacidad);
- comprender, le permite elegir (criterio medio de capacidad);
- capacidad crítica, supone decisión racional (criterio máximo de capacidad).
En definitiva los parámetros que demuestran la capacidad del sujeto son:
- Reconocimiento correcto de la naturaleza de la situación.
- Comprensión real de las cuestiones.
- Manejo racional de la información.
- Capacidad de elegir.


5. Excepciones al Consentimiento:
Aparte de las que aparecen en el artículo 10 de la LGSi, las excepciones al consentimiento vienen por dos vías:
A. La voluntad indudable y clara del enfermo a no ser informado: esto ya es una manera de elegir y de mostrar sus valores; suele dejar la toma de decisiones en manos de otra persona. Esta persona que asume la decisión puede ser tanto un familiar como un médico que haya sido elegido por el paciente B. La otra excepción es lo que se conoce como 'privilegio terapéutico': es la decisión de no informar por parte del equipo terapéutico, al considerar que tal información puede suponer un acto maleficente para el enfermo; es decir, de la información no se obtendría un beneficio para el paciente sino un perjuicio. Esta decisión debe estar sólidamente fundada y no adoptarse por indicios especulativos.


Caso particular: el menor maduro.
En este nivel de decisión se debe incluir lo que se conoce como la 'doctrina del menor maduro'  que establece la suficiente madurez para consentir o rechazar tratamientos en los menores de edad que sean capaces de comprender la naturaleza y las consecuencias del tratamiento ofrecido, aunque legalmente la patria potestad y, por tanto la capacidad legal de decidir, estaría en los padres o tutores. De todos modos en esta situación sería aconsejable buscar, mediante el diálogo, un consenso entre las partes


6. Elementos diferenciales del Consentimiento Informado en Cuidados Paliativos.
Aunque en Cuidados Paliativos la finalidad y los objetivos del Consentimiento Informado permanecen inalterados, los aspectos formales del mismo pueden presentar peculiaridades, en lo que se refiere a metodología, estructura y proceso, que derivan de las siguientes circunstancias:
- En la fase avanzada de la enfermedad hay una especial vulnerabilidad de la persona.
- La sintomatología es cambiante, con frecuencia el ánimo es inestable y suele haber alteraciones cognitivas que dificultan el proceso de información y consentimiento: depresión, delirium, efectos de determinados fármacos, etc.
- Por la corta expectativa de vida de estos enfermos, suele haber un tiempo limitado para realizar el proceso de información y averiguar los deseos de estos pacientes, que muchas veces, en nuestro medio, tienen un escaso conocimiento de la enfermedad.
- La aparición no infrecuente de algunas complicaciones provoca situaciones de urgencia en las que hay que tomar decisiones con gran rapidez.
- Las cotas de incertidumbre son mayores que en otras fases de la vida, lo que requiere una dosis especial de sensibilidad y flexibilidad por parte del equipo, que debe saber contar, en la toma de decisiones, con el criterio de la persona enferma y su escala de valores.
- La familia adquiere gran relevancia en el proceso de la enfermedad, por su participación en el cuidado del enfermo y en la toma de decisiones. En nuestro ámbito cultural la familia tiene una gran influencia en las decisiones del enfermo; por eso, puede ser importante que la familia participe también en el proceso de obtener el Consentimiento Informado. Supondrá un claro beneficio para el enfermo si se consigue que la familia intervenga con él en la toma de decisiones.
- En Cuidados Paliativos interviene un equipo interdisciplinar, coordinado y corresponsable, lo que repercute en la relación con el enfermo y en la toma de decisiones.
- Intensidad del vínculo que se establece con el equipo y notable dependencia del mismo


7. Situaciones que podrían requerir, en Cuidados Paliativos, un Consentimiento Informado por escrito
En nuestro ámbito cultural, para incluir a un paciente en un programa de Cuidados Paliativos no es preciso obtener un consentimiento informado por escrito. Sin embargo es aconsejable que esté adecuadamente informado. Información que debe hacer referencia, de forma gradual, desde la situación clínica en la que se encuentra hasta los objetivos y finalidades del programa de Cuidados Paliativos.
Siguiendo el criterio que se recoge en la Ley General de Sanidad, se debe obtener el Consentimiento Informado escrito cuando se vayan a practicar procedimientos invasivos con riesgos para el paciente, tales como:
- Técnicas derivativas quirúrgicas con finalidad paliativa (p. ej., colostomía de descarga, gastrostomía, nefrostomía, colocación de prótesis).
- Técnicas analgésicas invasivas (p. ej., colocación de catéter intraespinal, bloqueos nerviosos).
- Radioterapia paliativa, especialmente en aquellos casos en los que no hay confirmación histológica.
- Tratamientos invasivos realizados en domicilio (p. ej., paracentesis).
- Procedimientos diagnósticos de imagen con contraste.
- Inclusión en ensayos clínicos.
- Transfusión sanguínea.


8. Voluntades Anticipadas.
Para intentar llevar el espíritu del Consentimiento Informado a aquellas fases de la enfermedad en las que el paciente no tiene capacidad para decidir, algunos plantean la conveniencia de conocer con antelación sus preferencias para poder respetarlas posteriormente. Hay dos modalidades fundamentales: delegar en un representante que decida por el paciente cuando éste ya no pueda hacerlo (voluntades subrogadas o decisiones de sustitución), o firmar un documento de voluntades anticipadas, también llamado "testamento vital".
El documento de voluntades anticipadas  pretende recoger las preferencias del paciente acerca de las líneas terapéuticas que quiere o no recibir para que también sean respetadas cuando ya no tenga capacidad de decisión. Para que el documento de voluntades anticipadas tenga validez legal, esas preferencias no podrán ir contra el ordenamiento jurídico o contra la buena práctica médica. Por tanto, aunque puede ser una buena garantía para evitar el ensañamiento terapéutico no implica en sí misma un planteamiento favorable a la eutanasia.
Es posible que en algunos enfermos el documento de voluntades anticipadas prevenga determinados problemas. De todos modos, es ilusorio pensar que con un "testamento vital" se evitarán todas las dudas y conflictos éticos que pueden presentarse cuando el enfermo deja de ser capaz. En primer lugar, es imposible prever todas las posibles variables y complicaciones que pueden surgir en el curso de la enfermedad.
Por otra parte, es difícil que una persona pueda saber lo que desearía en una determinada situación futura, que en el momento de firmar el documento es meramente hipotética. Además, no es infrecuente que los pacientes vayan cambiando de opinión a medida que evoluciona la enfermedad. Y muchas veces se presentará una cierta duda, a la hora de aplicarlo, sobre si la situación en la que nos encontramos en ese momento es exactamente la que había previsto el enfermo.
Con independencia del documento legal es obligación ética de los sanitarios hacer, con el paciente, una planificación anticipada de los cuidados con el paciente.
Tanto jurídica como éticamente, los deseos previos del paciente tienen el valor de un testamento, por lo que deben respetarse . Hay estudios que muestran que los enfermos tienen sensación de mayor control sobre sus propias vidas cuando comentan tranquilamente con el médico sus preferencias sobre posibles tratamientos, que cuando simplemente dejan por escrito un 'testamento vital', cuando además es difícilmente legible y entendible por los pacientes. Se puede plantear como una rutina con todos los enfermos (de forma protocolizada), para saber lo que desearían según el curso que tome la enfermedad.
Las preferencias del paciente también pueden ser evidenciadas por vías diferentes al diálogo con los sanitarios: conversaciones con la familia, los amigos u otras personas que intervienen en su cuidado. Estas manifestaciones adquieren la fuerza de la voluntad del paciente lo que obliga, en conciencia, a respetarlas como si se hubieran conocido de primera mano. Lógicamente, si estos deseos quedan plasmados por escrito adquieren mayor vinculación.


9. Consentimiento Informado para la investigación en Cuidados Paliativos.
Pese a la fragilidad de los enfermos en esta fase, la investigación en Cuidados Paliativos no se debe rechazar, incluso es una obligación ética de primera magnitud.
Precisamente la fundamentación de los principios éticos de beneficencia, no maleficencia y justicia se asienta en demostraciones científicas.
Además, el desarrollo del conocimiento científico va en beneficio de la humanidad y de cada enfermo concreto, quedando claro que en caso de conflicto prima el beneficio del enfermo.
Hay que ser especialmente cuidadosos para asegurar el Consentimiento Informado en un ensayo clínico con fármacos en Cuidados Paliativos, puesto que es un requisito formal inexcusable como queda plasmado en el Título III de la Ley del Medicamento del 20 de diciembre de 1990 y en el Real Decreto 561/199342, especialmente en sus artículos 10, 11 y 12.
Señalamos a continuación algunas orientaciones que pueden ayudar a conseguirlo:
- Extremar las garantías para no manipular, ni coaccionar y ni siquiera persuadir para entrar en el ensayo.
- Se requiere un nivel de conocimiento completo de la enfermedad y una capacidad plena (nivel III).
- Es preciso que el paciente disponga de tiempo suficiente para tomar la decisión.
- El paciente debe tener la posibilidad de retirarse del ensayo sin necesidad de dar razones.
- Nunca habrá una rama placebo.
Para otro tipo de ensayos clínicos que se realicen sin fármacos y que no precisen los requisitos de los artículos anteriores, bastará con cuidar las garantías éticas habituales.

CONFLICTOS ÉTICOS MAS FRECUENTES


Valores en conflicto
• Un valor es el bienestar del paciente, que se vería muy incrementado con el alivio del dolor.
• El otro valor es la vida, que se teme acortar mediante el uso de mórficos.
Cursos extremos de acción
1. Empezar a administrar inmediatamente morfina ya que sería el tratamiento perfectamente indicado, independientemente de lo que opine la madre.
2. Hacer caso a la madre del enfermo y continuar dándole analgésicos más suaves.
Cursos intermedios de acción
1. Hablar serenamente con el enfermo y explorar sus sentimientos y sus opiniones, que hasta este momento nadie ha tenido demasiado en cuenta (la madre se ha hecho “portavoz” de su hijo en todo momento).
2. Emplear el tiempo necesario con la familia del enfermo, haciéndola ver que no hay tal peligro por usar analgésicos fuertes teniendo en cuenta la intensidad del dolor. De la misma manera, debemos explicarles que los médicos tenemos la obligación de intentar suprimir o aliviar el dolor siempre que ello sea posible y que hay otras formas de reconciliarse con Dios y con uno mismo sin necesidad de padecer tanto dolor.
3. Hablar con el capellán del hospital para que nos acompañe en la entrevista con los familiares o que les cite él mismo independientemente y les haga ver que es perfectamente compatible el alivio del dolor a base de analgésicos tan potentes como sea necesario con la eventual salvación del alma.
4. Intentar contactar con uno de los médicos de la zona rural donde habitualmente viven los padres, conocido de ellos y, casualmente, antiguo residente del hospital y con las ideas bastante claras al respecto.

CONCLUSIONES
1.- Debemos ser humanos y apoyar al paciente aún en el caso de la muerte cerebral. Deben mantenerse la sedación (siempre que no influya negativamente en el diagnóstico) y la analgesia.
2.- Tenemos que ser muy cuidadosos con las expresiones a pacientes y familiares involucrados en estas situaciones.
3.- Se debe tener en cuenta que lo más valioso es precisamente la vida del ser humano, y a la vez, valorar hasta que punto se prolonga una vida o una agonía con el mantenimiento de medidas terapéuticas en situaciones críticas.
4.- El encarnizamiento terapéutico está muy lejos de la curación, de la paliación y de la actitud ética médica, pero debemos ser muy prudentes para no interrumpir una medida que puede salvar una vida humana.


BIBLIOGRAFÍA
http://www.fcs.es/docs/publicaciones/Guia_etica_cuidados_paliativos.pdf
http://bvs.sld.cu/revistas/mie/vol3_1_04/mie11104.htm

sábado, 24 de noviembre de 2012

Establecer procesos comunicativos con el enfermo terminal y su familia

Si bien el paciente terminal tiene derecho a conocer todo lo concerniente a su enfermedad y su proceso de morir, tiene también derecho a rehusar conocerlo, lo que suele traducirse en no indagar nada al respecto y,
En nuestro pa’s el cuidado de la salud sigue correspondiendo en su mayor medida a la familia y al sistema domestico. La familia es un pilar b‡asico en la provisi—n de cuidados del paciente terminal, sin su participaci—on activa dif’cilmente se van a alcanzar los objetivos marcados en atencion al enfermo. Debemos considerar a la familia del enfermo terminal tambiŽn como objeto de nuestra atenci—on, ya que se van a desarrollar en sus miembros una serie de alteraciones que afectan a mœultiples esferas (emocional, social, estructural ) y que podemos considerar s’intomas a considerar de igual forma que los que presenta el enfermo. Para prestar atenci—n adecuada a las alteraciones familiares proponemos aplicar los principios generales del Control de S’intomas, si bien en el caso de los si’ntomas familiares al contrario que en los del enfermo, Žestos no son, visibles ni reconocibles para la familia y debe ser el equipo sanitario el agente activo que los ponga de manifiesto.



por lo tanto, el médico se sentiría sin el deber de informar. Esto podría generar uno de los elementos que avalarían la licitud del ocultamiento de la verdad.
Establecer una comunicación abierta con el paciente terminal es para los profesionales de la salud un asunto difícil de salvar en la práctica diaria. La muerte y el proceso de morir evocan en médicos y enfermeras reacciones psicológicas que conducen, directa o indirectamente, a evitar la comunicación sobre la materia con el paciente y su familia. Nuestra sociedad vive de espaldas a la muerte. Por otro lado, cuando las personas están muriendo, la etapa de negación de la muerte crea una barrera entre ellas y el resto de la sociedad, que las aísla cuando más ayuda necesitan.
La información entregada al paciente terminal deberá combinar la prudencia necesaria para no dañar las posibilidades de adaptación del enfermo a la verdad. Si bien las circunstancias sociales y culturales van cambiando, en las sociedades latinoamericanas el médico y la familia suelen tender a creer que el ideal es que el paciente muera sin conciencia de su situación.
Los objetivos del tratamiento de un enfermo terminal según la OMS deben ser:

1.Mejorar la calidad de vida del paciente.
2.Aliviar el dolor y otros síntomas.
3.No alargar ni acortar la vida.
4.Dar apoyo psicológico, social y espiritual.
5.Reafirmar el valor de la vida.
6.Considerar la muerte como parte de un proceso normal.
7Proporcionar sistemas de apoyo para que la vida sea lo más activa posible.
8Dar apoyo a la familia durante la enfermedad y durante el duelo.



http://www.samfyc.es/Revista/PDF/v3n3/07.pdf
http://www.psiquiatria.com/revistas/index.php/psiquiatriacom/article/download/230/215/
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/832/83215670005.pdf

martes, 13 de noviembre de 2012

UTILIZAR RACIONALMENTE LA TECNOLOGÍA MEDICA


El desarrollo tecnológico ha propiciado un cambio asombroso en la medicina; su avance ha permitido conocer infinidad de procesos que explican el porqué de muchas enfermedades, de eventos que ocurren en el organismo humano y de las consecuencias de relacionarse con su entorno. Equipos de ultrasonido y las imágenes por resonancia magnética, hacen más fácil para los doctores realizar diagnósticos y salvar pacientes, sin tener que someterlos a exámenes estresantes y arriesgados. Yo pienso que el conocimiento y la tecnología en medicina no son ni buenos ni malos. Puede ser “mala” la forma en que se obtienen o inadecuadas las vías por medio de las cuales se ejercen. Debe existir un balance entre tecnología y ética.
El conocimiento avanza sin cesar y es probable que sea ilimitado; pocas veces los científicos detienen su trabajo para preguntarse si tiene o no sentido seguir investigando. La tecnología sorprende por la fascinación que produce y por su fuerza diagnóstica y terapéutica. Utilizarla parece obligado. En la medicina privada, quien no lo hace queda fuera del juego de la modernidad científica y marginado de los beneficios económicos que supone explotarla. Ese juego, muchas veces insano, genera otro problema inmenso. Aleja al médico del paciente y atenta contra el corazón de la medicina: la relación médico-paciente.
La tecnología no es ni buena ni mala. Es neutra. Su uso debe ser racional y correcto. La ética aplicada a ella y al enfermo es inmejorable antídoto contra el mal uso que se le da y conciencia para impedir que la tecnología le gane la carrera al humanismo. La presión que ejercen quienes producen tecnología ha devenido en nuevas patologías que buscan convertir al sano en enfermo, a los síntomas en enfermedad y a los poco enfermos en muy enfermos. Regresar a los orígenes de la profesión no implica alejarse de las fortunas de la medicina. Implica tratar y ocuparse de la persona y no de la enfermedad.