martes, 23 de octubre de 2012

Evaluar información que tiene el paciente, voluntariedad, capacidad y autenticidad de la decisión.


“El gusto de la verdad a toda costa es una pasión que no
respeta nada y a la que nada puede resistir. Es un vicio, a
veces una comodidad, o bien una manifestación de egoísmo”

Desde una perspectiva ética o jurídica no puede negarse el derecho de los pacientes a ser informados sobre su enfermedad y poder elegir entre las diferentes opciones de tratamiento (si hubiese), o participar en las decisiones que se tomen al respecto (si lo desean) . Humanizar la asistencia exige en tener en cuenta las expectativas y experiencias previas del paciente (contando con su familia), manejar conocimientos científicos actualizados, abordar conjuntamente de forma clara y serena el margen de incertidumbre inherente a cada procedimiento, elaborar propuestas de intervención teniendo en cuenta sus preferencias, y ratificar la opción elegida.
Implicar a los pacientes en la toma de decisiones podría resultar una buena estrategia para mejorar la adherencia a los tratamientos. El paciente activo, interesado por conocer lo que a su salud concierne y motivado a participar en las decisiones que se tomen al respecto, es un modelo emergente en las sociedades desarrolladas. Factores determinantes de esta tendencia son el mayor nivel educativo de los ciudadanos, la percepción de la salud como un bien de consumo, los diferentes tipos de familia con la consiguiente movilidad del rol de cuidador (tradicionalmente asignado a la mujer) y las expectativas respecto al poder de la ciencia y la tecnología sanitaria. Este tipo de paciente juega un importante papel modulador de la calidad asistencial, ya que induce al médico a confirmar que las decisiones se ajustan a los últimos conocimientos científicos,tanto desde la perspectiva ética como desde la gestión de recursos, resulta  imprescindible desarrollar un modelo de atención centrada en el que consulta (paciente, cliente)
las pruebas científicas demuestran que los pacientes que se implican más consiguen mejores resultados. “Un paciente más formado en salud puede suponer una menor inversión de tiempo en tratar y aconsejar, una mayor adherencia al régimen de tratamiento, una mayor responsabilidad en el cuidado de su salud y, mediante la participación activa en su propio tratamiento, una mejora más rápida de su condición de salud, o en el caso de enfermedades crónicas, llevar una vida más satisfactoria y duradera".
Los pacientes necesitan, además de recibir una atención de calidad, sentirse tratados como personas. Para ello, es imprescindible respetar su intimidad, atender a sus emociones, y tener en cuenta sus valores, invitándoles a participar en las decisiones si lo desean. La participación mejora los resultados de la atención clínica.

BIBLIOGRAFIA:


HECHO POR ALIX JANELLE CHOC CORNEJO 10-12041

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