Al tomar una
decisión en el ámbito de la salud juegan un papel fundamental los siguientes
elementos: el paciente con su estado de salud, el médico con su conocimiento
teórico y pericia práctica, los objetivos que se procuran alcanzar, la
estrategia que se elegirá y el ambiente para desarrollar este proceso de toma
de decisiones teniendo en cuenta los medios que dispone el equipo de
profesionales, el paciente y su familia.
Tomar una decisión en la Unidad de Cuidado Intensivo (UCI) es un proceso que requiere la formulación
correcta de un problema, y también el análisis de los cursos de acción para
cumplir el objetivo propuesto.
Es por esto que en la formación de los profesionales de salud debe estar
incluida la cátedra de bioética, dentro del currículo explícito e identificarla
como una necesidad de aprendizaje de docentes y estudiantes. Se debe pasar del
aprendizaje teórico al práctico que transforma lo aprendido a lo aprehendido y
se puede reflejar en cambios de conducta y aptitudes en el quehacer médico. El compromiso de la universidad no es sólo la formación académica sino la
preservación y mejoramiento de la vida en los diferentes contextos geográficos
y culturales, buscando la implementación de políticas públicas que aborden los
problemas sociales que enfrentan los países denominados del tercer mundo
mediante la justicia en forma de equidad y la solidaridad (López, 2004)
En la práctica asistencial las condiciones de formación y entrenamiento del
médico en la toma de decisiones determinan de alguna manera la facilidad o
dificultad para hacerlo. Se pueden presentar dos situaciones: una en la que el médico
toma decisiones sin premura y, en la otra el médico toma decisiones urgido por
situaciones críticas. Las situaciones límite ponen a prueba la capacidad
teórica, la experiencia práctica y el coraje del médico. Debe tener en cuenta
lo que es mejor para el paciente, la voluntad de los familiares y lo que puede
ofrecer con la ciencia y la tecnología disponibles, ahí está el arte de su
difícil labor (Amaro, 2001).
Tales decisiones poseen importantes implicaciones éticas, pues traspasado
cierto límite, la beneficencia que se busca puede transformarse en maleficencia
al someter al paciente a un largo, doloroso y costoso proceso de morir. Se debe
valorar la totalidad de la persona, teniendo en cuenta la evolución de la
enfermedad, además de la proporción entre beneficios y riesgos que pudieran
derivar de ello (Lucas, 2003) Es claro que partiendo del principio de
beneficencia se debe promover una atención Bioética
En la práctica asistencial las condiciones de formación y entrenamiento del
médico en la toma de decisiones determinan de alguna manera la facilidad o
dificultad para hacerlo. Se pueden presentar dos situaciones: una en la que el médico
toma decisiones sin premura y, en la otra el médico toma decisiones urgido por
situaciones críticas. Las situaciones límite ponen a prueba la capacidad
teórica, la experiencia práctica y el coraje del médico.
Revista Latinoamericana de Julio-Diciembre 2008 EDUCACIÓN, BIOÉTICA Y TOMA
DE DECISIONES ÉTICAS EN UNIDADES DE CUIDADO INTENSIVO / M. Rincón et al. Adecuada
y compasiva al mayor número de pacientes sobre todo los críticamente enfermos
(Lago, 2005)
Se debe evitar los síntomas, el sufrimiento y dolor como tratamiento
paliativo independientemente de la evolución del paciente (Roig, 2003)
También manejar adecuadamente la ansiedad, frustración y angustia que provoca
la mala evolución o muerte del paciente. Todo esto es posible si se estructura
un nivel de comunicación adecuado con la familia, teniendo en cuenta las
necesidades afectivas y existenciales de la misma, esto da significado y
dimensión humana a la situación de crisis que atraviesan, haciendo posible el
cuidado en salud mental no sólo del paciente sino también de su entorno
(Carnevale, 2007) (Meert, 2001) (Cook, 2002) (Studdert, 2003)
(Ruiz, 1998).
En la medida de lo posible, se debe contar con la posición del paciente,
quien se plantea la existencia de una relación entre la conciencia de él mismo,
el grado de individualidad y la actitud frente a la muerte. Cuanto más se
desarrolla la personalidad, más difícil resulta aceptar la desaparición o la de
aquellos a los que se quieren y más horror despierta la muerte.
El reforzamiento de las actitudes fóbicas ante la muerte, la dificultad
para decidir poner fin a los tratamientos cuando estos resultan fútiles y la muerte
en condiciones de suma indignidad, han sido avaladas por la sociedad, porque es
evidente que la obsesión por la supervivencia, a menudo incluso en detrimento
de su vida, revela en el hombre su quejumbroso afán de salvar su individualidad
más allá de la muerte (Morin, 1999)
No se puede desconocer la capacidad del individuo de decidir, ya que está dotado
de actitudes sociales y culturales, discernimiento para optar según su estilo
de vida, metas y valores de referencia la decisión sobre el futuro que a él le
atañe (Hans, 1988)
En los últimos años los reportes de la asociación de cuidados críticos en
Norteamérica y Europa reportan que los clínicos se apoyan en los familiares
para renunciar a sostener el tratamiento vital (Douglas 2007)
Los resultados después de la decisión tomada pueden ir desde la curación
del paciente hasta el deterioro del mismo, una intervención médica influye en
la supervivencia y la calidad de vida del enfermo, por lo tanto, este resultado
puede tener consecuencias éticas y legales (Cataldi, 2003). Con base en lo
anterior, la atención del enfermo en el contexto de gravedad, ha incentivado la
creación de las UCI, con el fin de prolongar y mejorar la calidad de vida del paciente;
en estos sitios asistenciales se aplica el soporte vital como sustitución o reemplazo de diversos órganos, sistemas y
funciones del paciente en estado crítico (Chávez, 2006).
El juicio clínico o la capacidad de predecir desenlaces en pacientes
críticos, dependen de muchas variables. Además de la experiencia, conocimientos
y capacidad de análisis, existen otras no menos importantes como los valores
éticos, la formación humanística y otras características tan individuales como
impredecibles (Dueñas, 2000)
En este sentido también se han generado múltiples interrogantes y dilemas
éticos de cara a las conductas alrededor de la bioética. Con la aparición de
las nuevas tecnologías y su uso en las
UCI se hizo posible la supervivencia de cierto tipo de pacientes en estado
crítico que anteriormente no sobrevivían (Alberti 2008) Aunque nadie puede
poner en duda el balance positivo que ha representado la aplicación de los
modernos recursos terapéuticos, no es menos cierto que a veces se transforma,
en un cruel procedimiento el retrasar la muerte en lugar de prolongar la vida.
La medicina no debe representar una lucha ciega contra la muerte, nunca se debe
olvidar que esta constituye el final de la vida.
Bibliografia:
Bien !!
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