El objetivo de la Medicina no es sólo combatir la muerte,
sino luchar contra la muerte prematura y la muerte inoportuna y,
cuando ello no es posible, evitar el
dolor y el sufrimiento para permitir una muerte tranquila.
Vivir y morir forman parte de lo mismo; morir
es uno de los parámetros del vivir.
DEFINICIÓN DE ENFERMO
TERMINAL: Según el criterio de diversos autores:
* Dra. Cicely Saunders, constituye
aquél que se enfrenta a una muerte inexorable en breve plazo.
*Calman (1980), establece
que la fase terminal en los pacientes cancerosos se da cuando se les ha
diagnosticado con exactitud, la muerte no parece demasiado lejana y el esfuerzo
médico ha pasado de ser curativo a paliativo.
*Gil y cols.
(1988), la fase terminal, mejor
enunciada como síndrome terminal de enfermedad, se define como el estado
clínico que provoca expectativa de muerte en breve plazo, presentándose
comúnmente como el proceso evolutivo final de las enfermedades crónicas
progresivas cuando se han agotado los remedios disponibles.
La elección correcta del
tratamiento es un imperativo ético para un mejor aprovechamiento de los recursos
y requiere una adecuada identificación de la fase en que se encuentra la
enfermedad, la evaluación de las ventajas e inconvenientes de las
intervenciones, informar al afectado y llegar a un consenso con el paciente, la
familia y el equipo para que aquel pueda recibir el mejor tratamiento.
Algunos criterios claros
de etiquetar como terminal son:
• Existencia de una
enfermedad avanzada, progresiva e incurable
• Falta de posibilidades
razonables de respuesta al tratamiento
específico
• Aparición de numerosos
problemas o síntomas intensos, múltiples,
multifactoriales y
cambiantes
• Pronóstico inferior a
los 6 meses
• Gran impacto emocional
en el paciente, familia, y equipo terapéutico, muy relacionado con la
presencia, explícita o no, de la muerte.
Por lo general toda
enfermedad terminal tiene el siguiente
curso:
*Curativa: Utilización
de tratamientos curativos como opción que pretende prolongar la supervivencia.
*Paliativa: Empleo de
tratamientos paliativos o tratamientos curativos/activos/específicos con una
intención paliativa de mantener o mejorar la calidad de vida.
*Agónica. Empleo
exclusivo de tratamientos paliativos con intención de asegurar una muerte en
paz o digna.
Una vez confirmado el diagnóstico de enfermedad terminal,
el médico debe enfrentarse a la difícil tarea de informar al paciente y a la
familia.
CONSIDERACIONES ETICAS:
El paciente tiene
derecho a conocer la verdad sobre su enfermedad, cuando ve comprometida su
salud y acude al médico.En tales casos, ocultar la verdad sería infantilizar a
la persona, reducir al enfermo a un nivel inferior, manteniéndolo engañado, en
un clima artificial y falso, en el que todos saben lo que le acontece, menos
él. Además, cuando el paciente tiene un sentido trascendente de la vida, se cometería
una injusticia dejándole en la ignorancia cuando se acerca a la última etapa de
su recorrido vital. Desde el punto de vista moral, no es lícito
ilusionar al enfermo o a los parientes con una falsa seguridad, con el peligro
de comprometer de este modo la salvación eterna del enfermo o el cumplimiento
de obligaciones de justicia o caridad. Parece, por ello, conveniente difundir
en la vida hospitalaria la mentalidad en pro de la veracidad, desterrando esas “conspiraciones
del silencio” de algunos familiares que pretenden a toda costa ocultarle al
enfermo el mal que sufre, contando con la complicidad del médico. Que el médico
y la enfermera no deben mentir al enfermo no quiere decir que exista siempre la
obligación ética de decir toda la verdad.
Conviene precisar estos tres
conceptos:
a.- Nunca se debe mentir al enfermo, ni inducirle a engaño. Nadie
tiene derecho a mentir a un enfermo que seria y confiadamente pregunta por su
estado, quitándole así la posibilidad de enfrentarse con su muerte.
b.- No existe siempre
obligación de decir la verdad, si se estima que puede influir
negativamente en el enfermo. El médico debe, pues, dar la información requerida
por el enfermo, averiguando lo que éste quiere saber.
c.- En ocasiones
puede callarse la verdad, eludiendo contestaciones a preguntas indirectas
que hace el enfermo (hechas por motivos distintos: reafirmación, ganar
esperanza...) pero esperando el momento oportuno de manifestarla, o mejor,
tratando de ir dándola gradualmente. Pero si el peligro de muerte es próximo,
se debe manifestar al enfermo su situación. Tras lo dicho anteriormente, cabe
la siguiente reflexión: la verdad no debe hacer daño; la experiencia indica que
en la mayor parte de los casos resulta beneficiosa y causa un profundo alivio
si ha sabido decirse correctamente. Es la falta de información la que puede
llevar al enfermo a estados de ansiedad más graves que los que puedan derivarse
de una información intempestiva.
Ante todo lo dicho hay que
tener en cuenta que lo que tenemos enfrente es un ser humano y tenemos que
tomar en cuenta y respetar sus deseos y hacer que reciba una muerte digna de
alguien que vivió.
BIBLIOGRAFIA:
HECHO POR ALIX JANELLE CHOC CORNEJO
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